viernes, 23 de mayo de 2008

Infancia

Era como volver a aquellos días en los que era feliz simplemente con un paseo en bicicleta, con el olor que se escapaba de las chimeneas, el olor a pan recíen horneado, ese olor a pueblo que tanto le gustaba, el olor del jabón, olor a heno de pravia, el olor de su infancia, tenía guardado en un cajoncito de la mesita una pequeña pastilla de jabón.
Cuando se sentía nostálgica iba a su habitación, abría el cajón, sacaba ese jaboncito y aspiraba su aroma para que llegara hasta lo más profundo de su ser, de su alma y así viajaba. Regresaba a aquellas mañanas de sábado en las que salía con su padre a montar en bici, a aquellos dias de campo en los que jugaba al escondite, a los días en los que se hacía una tienda de campaña con una sabana en la terraza de casa y jugaba a ser exploradora, viajaba a los momentos en los que bailaban, así sin más, porque si. Cuántas risas hubo en aquellos días! Cuánto añoraba hoy compartir sus pequeñas cosas con él! Querría contarle, contarle no, abrazarle, oir de nuevo su risa, oir de nuevo sus bromas.
Hoy tenía en la mano su jaboncito, lo acercó a su nariz y aspiró hondo, muy hondo, como si le fuera la vida en ello y volvió a abrazarle, a reir con él... y lloró, pero no de tristeza, lloró por lo afortunada que se sentía, por lo privilegiada que era por lo que había vivido, por todo lo que le había dejado en herencia, una infancia feliz, el mejor regalo.
Mamiiii! Salió de su ensoñación, guardó el jaboncito en el cajón y salió de la habitación, ahora le tocaba a ella hacer feliz a alguien con esas pequeñas cosas que nunca se olvidan.

lunes, 5 de mayo de 2008

Bendita empatía, maldita empatía

Se supone que están preparados
para que todo lo que les rodea no les afecte,
qué equivocación, qué fallo,
se les olvidó esa asignatura.

¿Cómo conseguir eso?
Difícil tarea, difícil misión,
se colocan una barrera,
a veces funciona, otras no,
es entonces cuando nos identificamos,
bendita empatía, maldita empatía,
al fin y al cabo, somos humanos.

Detrás de todo el sufrimiento,
detrás de todo el dolor,
es bueno saber que hay alguien,
alguien dispuesto a escuchar,
dispuesto a ayudar,
con vocación dicen algunos,
hace falta mucho más que eso,
dedicación, esfuerzo, profesionalidad,
aunque a veces coger de la mano,
una sonrisa y una mirada commprensiva
pueden ser mejor
que la mayor de las medicinas.

A veces asoma un rayo de luz,
muchas veces viene del interior,
casi siempre nos ayuda a luchar,
siempre es mejor seguir adelante,
plantarle cara a cada situación,
NUNCA rendirse.

viernes, 2 de mayo de 2008

Primavera


Su corazón se despereza tímidamente,
cada latido va llenando todo su cuerpo,
toda su alma,
de sensaciones, de sentimientos
que nacen en ese tiempo
en esa época en la que los árboles saludan al sol
con sus hojas recién estrenadas
y las flores lucen sus bellos colores y aromas.
Se deja bañar por esos rayos,
por la calidez de esa brisa ya olvidada,
olvidada tras un largo invierno.
El olor de la primavera llena su ser, su sonrisa,
el brillo de sus ojos reflejan su estado de ánimo,
incluso su ropa, su andar, su voz,
todo es el reflejo de ese renacer que experimenta,
como si quisiera convertirse en primavera.