Un avión y uno se encuentra con sonrisas y miradas como esta, mira a su alrededor y ve otra realidad. Otra realidad lejana y cercana a la vez. Una realidad cruel y dura que contrasta brutalmente con esos ojos que sonrien y esa sonrisa que ilumina todo. Este verano he podido conocer algo esa otra realidad y he conocido personas que regalan sonrisas. No tienen mucho más que regalar, pero acaso hay algo mejor que eso?
Estas sonrisas están en Gambia y aqui dejo algo por si a alguien le pueda interesar, es una ventana abierta a la esperanza, ojalá algún día sea una puerta enorme abierta de par en par.