Anoche diluviaba en Madrid, como si el cielo llorara con ella, no sabe quién lloró más el cielo o su corazón. Hay noches húmedas, no de lujuria, deseo, sexo y sudor, si no de tristeza inmensa, de impotencia, pero sobre todo de mucha tristeza. Salió el sol esta mañana, pero no para ella. El reflejo del espejo le enseña una mirada apagada, los ojos rojos e hinchados de tanto sentir. Anoche sintió su calor acurrucándola en sus brazos y deseaba con todo su ser que esa sensación fuera eterna y que su tristeza se esfumara. Quería volar, pero al amanecer ve que todo sigue igual.
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3 comentarios:
El agua dulce o salada... es agua, y sirve para limpiar el alma, llora lo que tengas que llorar, sufre lo que tengas que sufrir, lame las heridas, pero nunca dejes de sentir el calor del sol, abre tus brazos para abrazar un nuevo amanecer, desata las alas de tu mente y vuela... nunca...nada es igual. Todo cambia y evoluciona... Te mando muchos abrazos y besos desde la distancia... retomando tus suspiros.
Dicen que cuando alguien acaba de llorar, es como si se hubiera limpiado por dentro... yo a veces lo creo.. otras no.
nada es eterno, sólo los momentos que se dejan atrapar, y volar.. volar se puede si uno realmente quiere y cree
Enorabuena por tu escrito, me ha recordado a una conversaicón que tuve ayer con una amiga, a la que aconseje que llorara, gritara, o hiciera lo que quisiera hoy si se sentía mal, pero mañana, cuando despierte, tiene que levantarse de la cama y hacer que el sol haya salido en su interior y en su alma.
Porque la vida esta llena de escusas vacias que solemos inventarnos cuando las cosas nos superan, pero el sol siempre está ahí... y es el que hay que buscar. Sin lágrimas y con la cabeza bien alta.
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